Singapur: No hay mal que por bien no venga
Y había llegado el día, Miércoles 26 de Octubre del 2016 y Singapur era el punto de partida de nuestro viaje por Asia. Estábamos ansiosos y a la vez un tanto tristes por partir luego de un año en Australia, donde vivimos muchas aventuras, recorrimos más de 20.000 km en nuestro querido y viejo Ford Falcon, tuvimos muchos oficios, creamos lazos con gente increíble e hicimos cosas que nunca creímos poder realizar.
Una etapa termina y la otra comienza, nos depara un nuevo desafío.
Habíamos preparado el viaje con meses de anticipación: creando itinerarios, recolectando recomendaciones de hospedajes, donde ir y no ir, etc… y nuestro objetivo principal, conocer en profundidad los lugares que visitaríamos y en lo posible en manos de gente local.
Couchsurfing Singapur
Descubrimos que una forma de lograr esto era a través del sitio CouchSurfing, un portal donde creas tu perfil viajero y contactas anfitriones que están dispuestos a hospedarte en su casa, o simplemente, dispuestos a salir contigo y mostrarte su ciudad.
Dos meses antes de partir y luego de enviar algunos mensajes por esta plataforma, un chico Singapurense aceptó alojarnos por las 5 noches que teníamos previstas para este país. El vivía con su familia y había viajado varias veces utilizando este sistema, por lo que quería retribuir lo recibido y alojar a viajeros en su casa.
Coordinamos y confirmamos todo con él. Teníamos la dirección, indicaciones y su número para contactarlo cuando llegáramos…estábamos listos para comenzar una nueva aventura.
LA LLEGADA
Luego de un vuelo de 7 horas desde Melbourne, llegamos a eso de las 6.30 pm al aeropuerto Changi. Bajamos del avión y nos dirigimos a hacer los tramites de inmigración. Todo muy rápido y fácil, sólo presentamos nuestro pasaporte (Chileno) y estábamos listos para ingresar a Singapur.
Ya con nuestras mochilas en mano y muy emocionados, me dispuse a prender mi teléfono y buscar una señal Wifi para avisarle a nuestro anfitrión que habíamos llegado y que íbamos en camino. Al conectarme, el primer mensaje que me llega es precisamente de él, y para sorpresa nuestra, decía que se le había presentado un problema de último minuto y que no nos iba a poder alojar. ¡¿QUE?! No podía ser… eran alrededor de las 7 pm, no teníamos alojamiento y no teníamos un plan B. (Siempre tengan un Plan B!!)
Desilusionados comenzamos a buscar algún hostal para quedarnos esa noche y a pensar en los pasos a seguir. A pesar del imprevisto, nuestro itinerario es tan flexible que no nos urgimos demasiado, pero sí estábamos cansados y queríamos encontrar un lugar donde descansar.
La batería del teléfono se agotaba y no lográbamos encontrar ninguno relación precio-calidad y con buenas recomendaciones. Antes de que se apagara el teléfono alcancé a ver uno, anoté la dirección, y nos dirigimos en el MRT (Metro) hasta allá.
ALOJAMIENTO
El hostal se llama “Meadows” y queda a distancia caminable desde la estación Lavender del MRT.
Llegamos y nos recibió muy bien el chico de la recepción. Es un hostel básico pero lo mantienen limpio y el personal es muy agradable. Primero nos mostró todo el hostal y nos dejó elegir nuestro Cubículo. El hostal sólo tiene habitaciones compartidas y en vez de camarotes, ofrece cubículos dobles o individuales con cortinas, para mayor privacidad. (40 SGD el cubículo doble Y 20 SGD el individual). Con A/C, duchas, baños occidentales, wifi y computadores con internet. Desayuno básico incluído.
Ordenamos nuestras cosas y salimos a cenar a un Hawker Center (Food Court) que hay a tan sólo una cuadra. El shock fue un poco fuerte, ya que la mayoría de los platos estaban en Chino y en muchos de ellos no reconocíamos todos los ingredientes. Aún así nos aventuramos y probamos algo que resulto ser muy rico. (No me preguntes como se llamaba ni que tenía jajaja)
Al otro día despertamos y tomamos el desayuno que entrega el hostel. Era básico pero mejor que nada: Té, Café, Pan, Mermeladas, Mantequilla y huevos duros. Luego nos abocamos a re-planificar nuestro itinerario. Decidimos intentar una vez más con Couchsurfing y ver si alguien nos quería alojar, algo difícil de conseguir solicitándolo para el mismo día, pero no perdíamos nada con tratar.
CAMBIO DE SUERTE
Al poco rato nos llega la respuesta de Oliver, un Couchsurfer de 30 años, descendiente de Chinos pero originario de Islas Mauricio (África), y que vivía hace años en Singapur. Nos ofreció hospedarnos en su casa durante las 3 siguientes noches sin ningún problema.
Tomamos nuestras mochilas y nos dirigimos en MRT hacia su casa, en Yishun Station. Luego de un viaje de 35-40 minutos, llegamos al punto de encuentro. Ahí nos estaba esperando Oliver, nos parece un poco tímido pero muy simpático y amable. Nos vamos con él hasta su departamento y ahí nos muestra nuestra habitación. Conversamos un poco y nos dice que tiene que salir a una reunión al centro de la ciudad, así que nos vamos con él en MRT hasta el centro, almorzamos juntos y nos deja para irse a su reunión.
Ya más tranquilos y sintiéndonos afortunados, nos fuimos a recorrer el centro. Habíamos encontrado a un host e íbamos a cumplir con las expectativas del viaje conociendo Singapur junto a un local. Al otro día llegó a alojar a su casa, Julia, una chica Alemana quien al igual que nosotros usaba por primera vez CS. Hicimos muy buen feeling con ella y lo pasamos genial todos juntos turisteando por la ciudad.
Durante los siguientes días, Oliver nos llevó a recorrer todos los atractivos turísticos, cuando digo todos son TODOS!, nos presentó la comida local y nos introdujo de lleno en la cultura Singapurense. Fueron días muuuuy intensos, por que Oliver tiene una energía inagotable y quiere mostrarte cada rincón de la ciudad. Al otro día el dolor de piernas se hacía sentir.
Recorrimos y visitamos: Marina Bay Sands, Sentosa Island, Clarke Quay, Merlion Park, Chinatown, Little India, River Safari, Gardens by the Bay, Asian Civilisations Museum, Cloud Forest Dome, Flowers Dome y varios Hawker centers (Food courts de comida típica).
UN REGALO INESPERADO
La penúltima noche y para sorpresa nuestra, Oliver, nos invitó a todos a hospedarnos en uno de los mejores hoteles de Singapur, el SwissHotel en Raffles Place. No lo podíamos creer, estaba totalmente fuera de nuestros pronósticos. Gracias a esto pudimos apreciar la impresionante vista nocturna de Singapur desde nuestro balcón en el piso 54 del edificio. Esa noche compramos cerveza, vino y cosas para picar, y la pasamos de lujo en la habitación disfrutando de la vista y show de luces del Marina Bay Sands junto a Julia (Oliver estaba cansado y se acostó temprano).
Nos reíamos un poco de la situación por que para ser sinceros, no esperábamos que nuestra primera experiencia en Couchsurfing nuestro host nos hospedaría en un hotel 5 estrellas y de paso con una de las vistas más impresionantes que hayamos visto. Un privilegio que pocos pueden contar!.
Al otro día, desayunamos en el hotel y pasamos el resto de la mañana en la piscina relajándonos. Estaremos siempre agradecidos de este gesto.
ÚLTIMA ACTIVIDAD: PESCA DE CAMARONES
Para rematar el último día, Oliver nos llevó a realizar una actividad típica entre los locales. Los días Domingos por la tarde la familia se reúne alrededor de grandes piscinas a pescar nada menos que Camarones. Se paga por hora (10 SGD) y te entregan caña, carnada y red para recolectar tus presas. Además, tienen todos los implementos para asarlos y comerlos en el lugar. Yo no pesqué ninguno, pero Oliver se anotó con algunos y tuvimos la suerte de degustarlos. A pesar de que estás sentado esperando que alguno pique, es muy entretenido ver como cada uno tiene su técnica y como las familias comparten y ríen cuando atrapan uno.
El mal rato que nos hizo pasar el Couchsurfer que nos plantó se compensó con la memorable experiencia que tuvimos con Oliver. La vida está siempre dándonos sorpresas, en esta oportunidad nunca olvides que, no hay mal que por bien no venga.
Chicos, que genial esa experiencia!! Ese couch es de esos que te hacen amar mas el lugar, el viaje y a la humanidad completa!